Carl Gustav Jung: Entre la luz y la sombra

Eranos Equinoccial
4 min readMar 16, 2021

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Carl Gustav Jung fue un psiquiatra y psicoanalista suizo, conocido como uno de los grandes padres de la psicología de la mano de su contemporáneo y más estudiado, Freud. Sin embargo, las diferencias entre Jung y Freud no podían haber sido más distantes; mientras Freud buscaba entender los impulsos y trastornos del inconsciente, Jung buscaba, a través de su imaginación, dialogar con las figuras que ahí se escondían. Es entonces que Jung empieza a entender al hombre desde lo más instintivo hasta lo más trascendental. El humano para Jung no se podía desentender de su narrativa, sea esta histórica, mítica, personal, familiar, arquetípica y demás, ya que todo esto era parte del desarrollo del consciente. Es así como Jung descubre que tanto luz como sombra existen dentro del alma de todos los hombres y no se puede entender a la una sin la otra. Funda la rama de la psicología analítica buscándole dar atención a todas las dimensiones del ser y no únicamente las biológicas, por lo que su obra hace aportes desde la literatura, la mitología o la religión, siempre ampliando y nunca reduciendo al hombre a categorías y síntomas académicos.

El hombre ha luchado con su naturaleza desde los orígenes de la consciencia. El mayor conflicto de la humanidad, su lucha más antigua, es consigo mismo y su propia oscuridad. Para Jung es imposible desaparecer a la sombra, ya que es parte del hombre, así como puede ser cualquier otra parte del cuerpo o de la mente. Así como existe la luz, existe la sombra. Jung creía que la única manera de derrotar al mal interno en toda su oscuridad era aceptándolo como parte de sí mismo. Es en este proceso de aceptación que el individuo descubre su valor y su fuerza. En palabras del mismo Jung: “Ningún árbol, suele decirse, crece hasta el cielo sin que sus raíces alcancen el infierno”. El desarrollo de su obra tan interdisciplinaria y holística hace que Jung sea uno de los grandes autores que en su momento participaron en el Círculo de Eranos original, llegando a ser uno de sus máximos referentes.

Jung en su momento analizó y descubrió los futuros males sociales que la civilización ha enfrentado desde entonces y en varias ocasiones. La adoración de falsos ideales que buscaban solucionar los problemas de la humanidad, como el fascismo y el comunismo, eran para Jung síntomas de esquizofrenia social. Jung temía una sociedad que se había vendado sus propios ojos para escuchar mentiras apropiadas, en su incapacidad de entenderse a sí misma. El miedo irracional a las emociones negativas, las pasiones, la oscuridad y el mal son síntomas de las sociedades modernas, cuyos placeres pasajeros buscan engañar al hombre en una especie de anestesia psicológica respecto a sí mismo.

El legado de Jung importa, e importa hoy y siempre, porque describe al hombre por lo que es. Un eterno relato de un héroe que sufre, pero que en su sufrimiento se encuentra a sí mismo, entre lo bueno y lo malo, muriendo para solo renacer más fuerte y sabio. “El privilegio de una vida es convertirse en quien realmente eres” decía Jung, y es probablemente la frase que mejor resume su filosofía y obra: el volver lo inconsciente, consciente.

De la relación intrínseca del subconsciente con la mitología y la religión destaca los modelos de repetición, concepto que Jung llamó arquetipos. El concepto de arquetipo tiene muchas similitudes y relación con los conceptos de mitema de Levi-Strauss -usado por Eliade- y el mitologema de Kerényi, los tres miembros en su momento de las conversaciones de Eranos. Estos conceptos provienen de diferentes ramas de estudio, tales como el psicoanálisis, la antropología, la mitología y la historia de las religiones. Sin embargo, desde sus respectivas disciplinas es posible entender el alcance de las ideas humanas y de las representaciones de la mente humana sobre diferentes dimensiones del conocimiento.

Es aquí donde los conceptos de luz y de sombra empiezan a tener sentido: en la sombra (lo oscuro o desconocido) existen estos patrones que se manifiestan en la narrativa de la vida de las personas. Esta dicotomía es necesaria para el proceso de individuación, en el cual el individuo descubre quién es realmente y cuál es su lugar en el mundo; es decir, encuentra sentido personal y propósito.

La historia del hombre no puede ser desentendida de su narrativa, y reducir la experiencia humana a las teorías y categorías impulsadas por las novedosas metodologías académicas no solo reduce al hombre, sino que lo desentiende de su propia existencia. Es necesario regresar a lo clásico para entender a lo moderno, a fin de complementar esas insuficientes teorías sociales, psicológicas y políticas, que se han equivocado constantemente por intentar reducir el hombre a unas disciplinas férreamente compartimentadas, apartándole de su naturaleza universal.

Este es un proceso que no se puede guiar desde la academia y lo político, es un camino personal y constante. A pesar de ser algo que no se pueda enseñar es algo que se puede señalar, como lo hizo en su momento Sócrates, permitiendo a sus oyentes encontrar el camino a través del cuestionamiento y no el adoctrinamiento, siendo ellos mismos quienes encontraban la verdad. Un camino o una luz lejana, esa estrella Polaris para guiar a los sabios del desierto a la figura de su redención.

Barry Redmond
Quito, 16/03/2021

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Written by Eranos Equinoccial

Grupo de estudios humanísticos fundamentado en el espíritu del Círculo de Eranos original.